Ilusión

El ejercicio del arte es un camino de exploración personal. Si un creador es sincero consigo mismo, como es el caso de Vivier,
tiene la llave para entrar en su propio interior y de este modo aportar algo nuevo para hacerlo universal. Vivier es valiente,
pues la senda que ha elegido no es la más fácil, y en ocasiones puede encontrarse extremadamente sola, pero es la vía
que más satisfacciones aporta, incluso diría que es la única forma de llegar a un objetivo nítido y productivo.
Según la descripción que Juliette Vivier hace de su propio trabajo: «se trata de un orden desordenado que intenta imitar
el caos de la naturaleza». Su obra se concentra principalmente en el paisaje imaginario; crea mundos inexistentes,
ficciones erigidas por su fantasía, nubes, cadenas de montañas, cumbres… Para la creación de estas escenas utiliza referencias anónimas,
imágenes encontradas, casualidades del azar… no le interesa la localización ni ningún tipo de información sobre el espacio que representa.
Vivier simplemente lo capta, lo utiliza y lo manipula a su antojo para hacerlo suyo. De alguna forma su trabajo, en cuanto al concepto de ejecución,
se aproxima a las imágenes concebidas por Henri Rousseau. El viejo aduanero jamás visitó la jungla, pero recreaba en sus cuadros
lo que su imaginación traducía de los libros o postales que utilizaba como guía.
Vivier trabajó en una residencia de artistas en Groenlandia; un lugar lleno de ilusiones, magia y poesía, que le aportó un gran avance en su obra,
según ella misma reconoce. Allí realizó una serie de grabados que están representados en forma de caleidoscopios. Son fragmentos de estampas, realizadas por nuestra protagonista, colocados al azar, recortados y ensamblados meticulosamente en forma de dodecaedro que nos transportan
de nuevo a un mundo inexistente cargado de un extraño hechizo. La serie tiene el título de Fata Morgana, que, para quien no lo sepa,
es un espejismo o ilusión óptica producida por una inversión de temperatura en la atmosfera.
El término ilusión se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo real, de la misma forma que la obra de Vivier es pura ilusión.
Ella la convierte y la transforma, como por arte de magia en algo tangible que curiosamente nos acerca a la realidad;
una realidad ficticia que nos hace entrar en un mundo diferente donde todos querríamos habitar.

Enrique González